viernes, 9 de noviembre de 2012

El misterioso caso de los ipads perdidos y recuperados en el templo (de la ley)

Publicado en el Blog ¿Hay Derecho? el 9 de noviembre de 2012.

Estos días ha habido noticias tan importantes como la reelección de Obama o la sentencia del Tribunal Constitucional sobre los matrimonios homosexuales, y yo he hecho esta semana otro post más sesudo, sobre la delación, pero hoy, en este día festivo madrileño, se me va la vista, también festiva, a una noticia menor, pero no por ello irrelevante, como la de que el presidente del Congreso ha dispuesto que ya no se repongan más ipads a sus señorías, porque al parecer ya van por 30 perdidos o destruidos.

Es necesario hacer de esta cuestión un análisis riguroso y no dejarnos llevar por la fácil demagogia. Si mis cálculos son correctos, hay 350 diputados y ya se han cargado 30 ipads, o sea, estamos hablando del 8,5 % de los diputados favorecidos con la dádiva. Y como los diputados llevan menos de un año en su cargo, estamos hablando de un porcentaje de pérdida o destrucción de más de un 8,5 % al año
Pudiera parecer un porcentaje amplio respecto a las estadísticas de torpicie de la población en general, cierto. Pero no debemos ser excesivamente duros con los diputados. Razonemos. En primer lugar,  sus obligaciones son de tal naturaleza e importancia que les obligan a estar fuera del Congreso en muchas ocasiones, así que el ipad es una herramienta totalmente imprescindible. Piensen cómo si no van a expresar sus profundos pensamientos y ejemplares disquisiciones a través de twitter (aunque a veces meten la pata estridentemente, lo admito). Porque el iphone está bien, sí, pero es un poco impreciso e incómodo para los dedos de algunas señorías y hay un cierto riesgo de error ortográfico al que no deben arriesgarse. Imagen, vamos.
Por otro lado, nuestro país ha de ser pionero en la conciliación de la vida familiar y laboral, y la caridad bien entendida empieza por uno mismo. Por ello no ocurre aquí como en muchos países, en los que la asistencia a los templos democráticos es casi del 100 %, como por ejemplo en Chile, vean ustedes aquí qué niveles, demostrando una total falta de sensibilidad con el concepto de conciliación; no, en España hay muchas cosas que hacer fuera y además es que hace muy buen tiempo y ahora con las calefacciones esas que ponen en las terrazas, se está muy bien al aire discutiendo asuntos importantes, lo que además es más ecológico pues no se gastan las bombillas aquellas del ministro Sebastián, que se colocaron en el Congreso (suponemos). Por todo eso la asistencia al Congreso es menor, claro. Bueno, al menos eso creemos por las fotos del congreso medio vacío, pero en realidad no hay datos ciertos de cuál es la asistencia de los diputados o senadores; debe de ser un gran secreto para que no les tengan localizados por el tema del terrorismo o algo así, porque no quieren decirlo, aunque les sea preguntado, según parece, vean aquí.
Y claro, lo normal es que, con el trajín, pues se caigan o se pierdan estos delicados aparatillos. Parece un nivel de torpeza superior al normal el de nuestros diputados, es cierto, pero hay que valorar que se suben al AVE, luego el taxi, meterse en el Palace, cruzar la calle. Es mucho movimiento. Se pueden romper. E incluso perder y no saberse dónde están. Porque pensar que se lo han dado, para así tener dos, al cónyuge o compañero/a (de cualquiera de las orientaciones sexuales posibles y de uno y otro sexo, pues a todos les gusta) es una infamia… y pienso que no está bien que Posada diga que las conexiones de las tabletas que Sus Señorías pierdan de vista “se anularán inmediatamente de forma remota para hacerlas inservibles” y que “se trata, -esa es también la vocación de la Cámara-, de evitar cualquier sospecha”.
Vamos, me parece que son muy mal pensados, no creo que eso pueda ser así. ¿Cómo van a hacer esa inmoralidad, hombre? Y no me vengan con lo de la amnistía fiscal, las pensiones vitalicias, las exenciones, menús baratos, etc. No tiene nada que ver. Y además, aunque fuera así; porque, sea sincero, lector, ¿quién no se ha llevado las toallas del hotel? ¿O sisado la propina del restaurante cuando nadie te ve? ¿Quién no ha cogido el periódico de la puerta del vecino que está suscrito,  guardado dinero negro u obtenido una baja falsa? Toooodo el mundo lo hace.
También se ha dicho con mucha mala baba que esos ipad son bienes públicos, y que si lo rompes, lo has de reponer tú. Como si fuera esto una empresa privada, sujeta al Derecho Privado, esa cosa capitalista y globalizadora. Esto no es así, perdonen. Los ipad, como el dinero público, no son de nadie, Carmen Calvo Pixi y Dixit.
¡Son los Padres y Madres –o progenitores A y B- de la Patria, leche! No son como usted y yo, no les vamos a hacer un ERE como a los demás y suprimir el cincuenta por ciento de ellos: todos y cada uno son totalmente imprescindibles, con sus correspondientes ipads (al que por cierto habría que añadir ahora el ipad mini porque hay que estar perfecta en cada ocasión y no vas a sacar el aparataco normal en una reunión en el Ritz, digo yo).
Lo interesante sería –vean que soy proactivo- que pudieran conectar vía wifi los famosos pinganillos que el PP no ha querido suprimir en el Senado para las traducciones simultáneas (a pesar de que votó en contra de su establecimiento) a dichos ipads para poder seguir las sesiones desde fuera del Congreso o Senado. Eso sí sería aprovechar los recursos públicos de manera eficiente.
Perdonen que me extienda, pero es que hay mucha demagogia. Ahora me viene a la memoria lo del 25-S, los revolucionario rodeando el Congreso, ¡precisamente cuando estaban a punto de resolver los diputados sobre sus retribuciones! Claro, con esa presión no tuvieron más remedio que dejarlas como estaban. Y ahora cómo las van a bajar, si les han hecho esta jugada, ¡ni que fueran como Artur Mas, que se va a un hotel de 1600 euros noche, es que España les roba!
De verdad, un poquito de por favor.

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